Sería un pecado ayudar a destruirte.
Anna Karenina es una apuesta arriesgada pero acertada de una originalidad y un atrezo espectacular que en algunos momentos se pierde en ese artificio pero sigue adelante.
Director: Joe Wright.
Intérpretes: Keira Knightley, Jude Law, Aaron Johnson, Matthew Macfadyen, Alicia Vikander, Domhall Gleeson, Kelly Macdonald, Olivia Williams, Ruth Wilson.
Año: 2012.
Duración: 130 min.
Género: Drama romántico.
Sinopsis: En la Rusia del siglo XIX, Anna Karenina (Keira Knightley) se casó siendo demasiado joven, pero no fue por amor. Ahora está en un matrimonio insulso y gris que se ve iluminado cuando entra en su vida el oficial Vronski (Aaron Johnson), con el que comenzará un romance que será criticado por la sociedad.
Otra película basada en un libro a la que me arriesgo a ir al cine a ver sin haber leído antes la obra, en esta ocasión de León Tolstói. Y claro, no puedo opinar de manera más interna y puntillosa como otros que sí han leído Anna Karenina, pero intentaré dar mi más sincera opinión partiendo sólo de la película, una película bastante especial en muchos sentidos.
Para empezar, y como siempre, el trabajo que realiza Joe Wright es de sobresaliente, aunque puede aquí sea un trabajo desigual yendo a la segunda parte del film, bajando el ritmo, pero no nos adelantemos. Si ya comparé Los Miserables como una película/ópera, Anna Karenina podría decirse que es una película/ballet con la acción en un sólo lugar: el escenario de un teatro. Toda la película es un continuo baile, una coreografía entre los actores y su actuación siempre patente y siguiendo unos pasos y un guión elegante. Es pura originalidad, imaginación. La escena del baile por ejemplo es una gozada visual. A toda esta magnificencia hay que sumarle la preciosísima fotografía de la que goza siempre la filmografía de Wright. Aunque no me parece tan especial como la de Expiación, Anna Karenina puede presumir de tener planos y un colorido visualmente impecable, sobrecargado en el sentido elegante de la palabra. Dando un repaso sencillo y rápido de principio a fin, al comienzo se nos presenta de manera más que evidente el cambio de los diversos escenarios donde se va a desarrollar la película. Este punto tiene dos visiones: o te gusta por la cantidad de detalles que se presenta y por el cuidado con el que se hace o te resulta basto, aburrido e innecesario. Mi opinión está del lado del primer grupo, por supuesto. Este detalle poco a poco se va difuminando, quedando en segundo lugar, pero sin llegar a desaparecer. Conforme se avanza la trama, esta va perdiendo color, va ralentizando el paso, y al final, si como una servidora no has leído previamente la obra de Tolstói, hay cosas que no te quedan claras. Otro punto bueno es que no sólo se centra en la figura de quien presta nombre a la obra, Anna, sino que también vemos la historia de Kitty y Levin. Y no puedo concluir esta parte de la reseña sin hacer mención de la maravillosa, idílica y delicada banda sonora de mano del compositor Dario Marianelli. Pura perfección.
Keira Knightley, la que podríamos llamar como la pareja de Joe Wright profesionalmente hablando, se encarga de llevar elegantes vestidos y estar siempre impecable como Anna Karenina, una hermosa mujer que cuando va a visitar a su hermano conoce al oficial Vronski, un apuesto joven del que, aunque al principio se resiste por mantenerse fiel a su marido, sucumbirá a sus encantos y comenzará un apasionado romance. La unión Wright/Knightley desde 2005 se ha labrado una buenísima reputación de la que sigue gozando y en la que regodea, y con razón. Keira le da un dramatismo y una pasión al personaje de Anna, además de vulnerabilidad, porque el amor siempre tiene cosas buenas y malas. Tengo que remarcar que hay una sola cosa que no me gusta de este personaje en Anna Karenina, y es que a veces se zambulle demasiado en el decoro del habla, quedando artificial, perdiéndose en quedar muy culto cuando antes de era así. De todas formas Keira es tan impresionante, tan buena actriz, que es una nimiedad.
Encarnando al marido de Anna, tenemos a Jude Law, siempre impecable y muy profesional. Aquí nos ofrece otra de sus grandes interpretaciones. Marido fiel dedicado a su trabajo en el gobierno ruso, Alekséi Aleksándrovich desde un principio sospecha de la aventura de Anna con el oficial Vronski, pero no dice nada por decoro, manteniendo la serenidad, y tampoco habla porque no puede ayudar a destruir a su mujer. Aun así, sabe que comete un pecado ante Dios, quien los unió en matrimonio. En esta versión (digo esto por lo que me han dicho con respecto a la personalidad de este personaje en el libro), Alekséi es un santo, y sabemos que Jude Law es polifacético a más no poder. Tan pronto intenta seducirte o con ganas de matarte que se muestra vulnerable, débil y muy humano. No tengo nada en contra de su interpretación porque me parece magistral. Que hubiera tenido un poco más de presencia habría sido ideal.
Por último, y cerrando el trío amoroso principal, Aaron Johnson es el oficial Alekséi Vronski, quien en un principio está interesado en Kitty, amiga dulce e inocente de Anna, pero luego se enamora perdidamente de esta, dejando todo atrás y siguiéndola hasta donde haga falta para que por fin ella también se decida a empezar el romance de manera plena. Aaron desde Kick-Ass me ha parecido buen actor, pero esperaba que diera más de sí en esta película y no que se estancara en el apuesto, decidido y a veces joven con la cara congestionada por los problemas que tiene con Anna. Se queda en la superficie, y podría haber profundizado mucho más, porque es el personaje que menos emoción me ha transmitido.
La relación entre Anna, Alekséi y Vronski es muy importante, sí, pero no es lo único en lo que se centra esta historia. Como segundo relato amoroso tenemos a Kitty y a Levin. El joven está enamorado desde siempre de Kitty, una jovencita encantadora, pero la cual no le corresponde, ya que sólo tiene ojos para Vronski. Cuando el oficial se marcha tras Anna, Kitty estalla y queda sucumbida entre odio hacia los amantes y pena. Se dará cuenta de que Levin es un gran hombre que sólo quiere hacerla feliz. Por su parte, Levin, tras ser rechazado, se marcha al campo y a ocupar sus pensamientos con otras cosas. Alicia Vikander y Domhall Gleeson hacen muy buen trabajo. Entre medias de todos se encuentra el hermano de Anna, Stiva, un alegre hombre de negocios, un tanto mujeriego e infiel, pero que intenta ayudar a sus allegados. Matthew Macfadyen ha sido de los puntos más interesantes interpretativamente hablando de la película, porque este actor tiene una presencia y una versatilidad impresionante. Simplemente de lo mejor.
No lo olvides: la escena de baile es la más maravillosa de toda la película, y la dramatización de Keira, la vulnerabilidad pero a la vez fuerza de Law y la mera presencia de Macfadyen atraen mucho. Una fotografía y una banda sonora ideal, y por supuesto la puesta en escena se merece un aplauso por arriesgar tanto y ser tan original.
Olvídalo: la segunda parte pierde fuerza, es desigual, y hay detalles que si no vienes preparado de leer el libro no se entienden. Creo que Aaron Johnson podría haber sacado más jugo a su personaje.
Conclusión: Joe Wright siempre busca lo bello, lo detallista, llamar la atención con películas llenas de belleza. Puede que aquí se haya centrado tanto en eso que haya aparcado un poco la historia, pero tanto es un desastre desastroso. Una película de grandes proporciones y llena de invención e imaginación.
NOTA: 8'5/10
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