domingo, 13 de octubre de 2013

Reseña Prisioneros

Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor.

Prisioneros, el mejor thriller del año.





Director: Denis Villeneuve.
Intérpretes: Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Viola Davis, Maria Bello, Terrence Howard, Melissa Leo, Paul Dano.
Año: 2013.
Duración: 146 min.
Género: thriller policial, drama.

Sinopsis: Keller Dover (Hugh Jackman) se enfrenta a la peor pesadilla de un padre. Anna, su hija de seis años, ha desaparecido junto a su amiga Joy. Los minutos se convierten en horas, a las familias les invade la desolación y al él, el pánico. La policía, en especial el agente al cargo del caso, el agente Loki (Jake Gyllenhaal) no actúa debidamente como él cree que debería actuar, y desesperado, decide que no tiene más remedio que ocuparse personalmente del asunto.


El jueves tuve el excelentísimo honor de acudir al preestreno de Prisioneros en el gigantesco cine Kinépolis de Madrid, y la experiencia no podría haber sido mejor, sobre todo por el hecho de que la película es una de las joyas más resplandecientes de este año, llena de tensión, oscuridad, complejidad y envuelta en un papel pintado con un reparto de lujo que ofrecen unas interpretaciones impresionantes.


Denis Villeneuve, que seguramente y pronto nos volverá a deleitar con Enemigos (en la que también cuenta con Jake Gyllenhaal), nos trae una película que se cuece a fuego lento, que crea un ambiente tan realista que es imposible que el espectador no se meta en la piel de los personajes y no sufra las intensas emociones y situaciones a las que se ven expuestos. Sin duda debe ser duro estar dentro de una situación tan difícil como es el secuestro de un ser querido, aquí, dos hijas de seis años. Al ser un tema tan delicado, el director se abstiene de adornar en exceso y de ser directo. El dolor, la desesperación y el pánico son los principales protagonistas, y nada debe interponerse entre ellos. Prisioneros tiene una atmósfera que atrapa, engancha y te deja pegado a la butaca; hace que se te corte la respiración, te lleves las manos a la cabeza, que sea incapaz de reprimir las ganas de llorar y oprime el intento de que el alivio y la tranquilidad llegue a ti. Durante todo el transcurso del film he tenido la sensación de vivir un videojuego, concretamente, el Heavy Rain. Se sabe que los videojuegos te marcan más porque eres tú el que está evolucionando con el/los personaje/s al/los que manejas. Prisioneros es igual. Eres uno más de la familia, eres uno de los policías, eres uno de los que buscan desesperadamente a las niñas e intenta encontrarle solución a todo el puzzle, un puzzle muy, muy complejo. La película tiene una fuerza sensorial sobrehumana, es intensa, recurre a la escasa banda sonora que tiene de manera notable y en su justa medida para acentuar aún más ese tono tenebroso y goza de una sensibilidad delicada y sobrecogedora. Posee un guión muy rico, efectivo y una trama muy bien trazada, y está dirigida a un público que sabe valorar los pequeños detalles, a un público que no dice que si la película avanza lentamente es aburrida, sino que piensa que tiene un desarrollo impactante, muy cuidado y con fuerza. Uno de los momentos más interesantes es la sensación de cómo se te encoge el corazón en el final. Sin duda, me ha dado más de lo que esperaba.


Hugh Jackman ve de cerca una nueva nominación a los premios de la Academia por el papel de Keller Dover, o eso quiero creer yo. Su hija ha desaparecido, la policía ha dejado salir a las pocas horas de la cárcel al principal sospechoso, y la rabia le corroe por ello. Sin pensarlo dos veces, sin pensar en que es un delito lo que va a hacer, va a por el chico y se encarga él mismo de intentar hacerle hablar, aunque se deje la voz, las lágrimas y los nudillos en el intento. Por un lado el agente Loki va atando cabos, pero Keller también lo hace desde las sombras, incluso siendo acechado por el agente, que no confía del todo en él. Jackman nos ofrece momentos de bipolaridad emocional realmente extremos, polos opuestos, que pueden pasar desde la más desesperación y vulnerabilidad inundada por lágrimas, dolor, confusión y sollozos hasta la agresividad más poderosa y potente, gritos de rabia y golpes salvajes. Lo único que quiere es volver a ver sana y salva a su hija, y nada ni nadie le importará más que ese anhelo, ni siquiera él. Una interpretación muy extrema que lleva hasta el extremo al actor.

El agente Loki, para mi, el personaje más especial y explotado de Prisioneros, por delante de Keller. Jake Gyllenhaal interpreta a un policía que se pasa días sin dormir porque trabaja horas y horas en el caso de las niñas desaparecidas. Bajo las órdenes de un jefe inepto que da la sensación que no le importa ni una pizca el caso, Loki conduce, interroga con agresividad o paciencia (según le convenga), corre e investiga sin parar. El cansancio del agente, visible es un pesado y largo parpadeo de ojos, el cual no podía dejar pasar por desapercibido porque es increíble cómo Gyllenhaal muestra ese estado, no le pasa factura, porque su fuerza de voluntad no se lo permite. Jake Gyllenhaal está como nunca, y aunque se sabe por él mismo que lo único que le importa es hacer bien su trabajo, estar contento con él y que al público le entusiasme, esa forma de ser, de meterse en cada uno de sus papeles y de trabajar, se merece uno pronto si no ya. Sabe jugar a la moneda de dos caras, al poli bueno y poli malo, y su personaje sabe que la ley está por encima de todo, pero sus métodos son más importantes y efectivos, y hará todo lo posible por conseguir descifrar el caso.


Me ha sorprendido gratamente el gran potencial que demuestra Paul Dano. Se marca un papelón impresionante. Se me ponía el vello de punta con cada gesto, tiritar, hilillo de voz y grito descorazonador. Principal sospechoso del secuestro de las niñas, su personaje tiene el coeficiente intelectual de un crío de 10 años al cargo y cuidado de su madre adoptiva (interpretada divinamente por la increíble Melissa Leo), y Dano, además de estar en una de sus mejores etapas de su carrera, muestra una vez más su versatilidad y su capacidad para hacer cualquier papel que se le ponga por delante. A pesar de ser el único en el que no figura en los carteles de la película con algún subtitulo de premio o nominación, Paul Dano no se hace menospreciar.

Mientras que los personajes de Jackman y Gyllenhaal son los luchadores sufridos, luchadores incluso en las peores situaciones, Viola Davis, Maria Bello y Terrence Howard son la parte débil y afligida de las víctimas del secuestro. Joy es la otra niña a la que secuestran, y sus padres (Davis y Howard) no pueden con el sentimiento de pérdida. Viola Davis nos da de nuevo un papel de mujer que aunque está inmiscuida en una situación muy complicada, es la que más sobrevive e intenta mantenerse derecha, aunque tiene sus recaídas y sus momentos de debilidad y desesperación. Terrence Howard consigue que te duele el corazón. Totalmente dolido por el caso, las piernas le flaquean en cualquier momento y se tira al suelo a llorar, porque la pena es demasiado. Incluso su personaje tiene que hacer el esfuerzo de ayudar a Keller a sonsacarle información al sospechoso del secuestro al margen de la ley, y sabe que está mal, pero sólo pensar en su hija consigue que haga un esfuerzo por continuar. Un papel increíble. Y Maria Bello interpreta a una madre que no puede ni salir de la cama y se vuelve loca por momentos. Sus temblores de manos y boca y sus ojeras, además de la mirada afligida que transmite, se merece un aplauso.


No lo olvides: la profundidad de los personajes y el interés de que no exista nada más que le quite el protagonismo a sus emociones, siendo una película centrada, bien argumentada, con mucho poderío y atracción y directa. Jackman y Gyllenhaal en uno de sus mejores papeles de toda su carrera, un duelo interpretativo realmente intenso. El avance de la película es tan real, sombrío y lento (en connotación positiva) que el espectador se implica en cuerpo y alma y sufre tanto como los personajes.
Olvídalo: Nada.

En conclusión: De los mejores thrillers que he vivido en mucho tiempo por la implicación emocional en el público que la película se propone conseguir y que consigue. Realista y dolorosa, se sufre. Un montaje y dirección muy, muy atractivo. Cine de calidad.

NOTA: 10/10

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